De repente, ahí estás.
No importa si es de día o
de noche
no importa nuestro día a
día
Y tus ojos se encuentran
con los míos
proponiendo sin palabras:
derretir tu hielo... y el
mío.
Siento tu piel pellizcada
entre
mandíbulas que muerden
sin marcar
tu cuello se arquea
jadeante
en un gesto antinatural.
Siento afiladas cuchillas
de hierro y piedra
provocando, atacando,
estremeciéndome.
Pretendiendo desnudarme de
mi misma piel
dando bandazos como
borrachos
contra las paredes de una
sala demasiado pequeña
Y el frío desaparece
mientras tus labios
ascienden y descienden por
mi cuerpo
arrítmicamente, en un
staccato disonante
Bebiéndome, viviéndote,
surge la supernova.
Y entonces ya ni pensar
puedo,
mi conciencia, mi razón, se alejan aturdidos.
Y renazco disfrutando tu
sonrisa
mientras el volcán
enciende
las caricias que acaricias
disolviéndose en un
torrente de besos,
en un tornado momificante
de sábanas.
Y en pleno éxtasis
aparece el estasis
el mundo orbitando
alrededor de tus senos
el incendio in crescendo
arremetiendo
ausente el aire entre piel
y piel.
Y sentirme constructor de
torres
sentirme construido con
guantes,
cerrajero, explorador de
valles
Y tu respiración de
repente se entrecorta
Y el hielo estalla en
fuegos artificiales...
Dejando una huella, y un
recuerdo.
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