Urgencias naturales
que surgen entre sueños
y unas inquietudes que afloran
entre la calidez matutina.
Súbita, inesperadamente
el cerebro se activa;
los ojos, cegados por la luz
atisban ángulos de chispas.
Curioso y sorprendente
el hábito humano, piensa
pero lo que no espera
es la oleada de fuego invasora.
Es un fuego que endurece
y congela la sal
que ya fluye sin fluir
en el silencio de un grito sin voz.
Es hielo que quema
acunando, protector implacable
envolviendo y ocultando
una chimenea encendida e insomne.
Hierro como enredadera
creciendo en espiral.
Púas como escaleras de caracol
que ya no clavan más.
Fuego, hielo y hierro
y una roca fragmentada
desperezándose entre chorros acuáticos
saludan al alba.
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