martes, 8 de noviembre de 2016

Carta a ninguna parte... o no.

Frenos sin motivo aparente
reglas sin sentido impuestas
¿te acercaste tanto a las llamas?
¿te quemaste y asustaste?

¿Crees en un mundo de llamas congeladas?
Es un lago de sombras orgullosas
rodeadas por humanoides petrificados
ante su desmedida arrogancia.

Pensaste que una gota de sangre desentonaría
y lo hizo, un puzzle apenas resuelto,
no querías encontrar piezas rotas
y así fue, solo que están ocultas.

Con fronteras ajenas de falsa autosugestión,
llegaste a la decepción prometida
en la imposición de una niñez no abandonada
en la necesidad de una lejanía ya existente.

Es una frágil ecuación de fractales
envenenados bajo una ilusión
de vanidades sobresaliendo de una nada
que entristece y disipa una ilusión.

Ilusión... de un mínimo aprecio ya ausente
como muones viviendo su final
esperando un botón de emergencias
que, créeme, no va a llegar.

¿Qué se siente al ver el final de tu laberinto
y que, de repente, te expulsen de él?
Seguramente, haya reglas para esto
pero le es, con toda seguridad, indiferente.