lunes, 14 de septiembre de 2015

El gran incendio (historia en verso)- Revisitado, retocado y finalizado, al fin.



La noche no es cerrada
y Jaca vive con la resaca
que supuso la oleada
de mil llantos derramados.

En la boca, lengua viperina
por una incomodidad repentina
demasiadas veces vivida
se desliza sin problema una mentira.

Mientras, dudas recientes
de una visita nonata
y un viaje no pendiente
una tensión creciente.

Entretanto, las palabras fluyen
en una soledad sorprendente
por una inseguridad iracunda
un verso caído, incoherente.

La tristeza empatiza,
la incógnita se resuelve
las mentes se unen físicamente
y la respiración se comparte.

Una pregunta resuelta,
una incógnita nueva
un recuerdo ingrato
una disyuntiva renacida.

Fue un destello eléctrico
en la quietud de la noche,
un incendio en la precariedad,

en la soledad de todo un glaciar.  

martes, 8 de septiembre de 2015

A veces...

A veces pensamos que hemos hecho algo mal, nos sentimos responsables o culpables porque no somos así. Y de repente, ocurre algo, unas palabras que penetran como un cuchillo en lo más profundo de nosotros, y reaccionamos. La magnitud de la reacción es directamente proporcional a la velocidad del cuchillo. Cuánto corta, y qué rápido.

Por desgracia, las personas que nos quieren tienen ese poder, y cuando se marchan, te dejan más bien o más mal, pero ese poder se lo llevan consigo. Y no dudan en usarlo para sus propios fines, que no son más que el desestabilizar ese precario equilibrio que tanto cuesta mantener, a veces.

Y la respuesta es rápida, fugaz como una explosión. Restalla o se empotra debido a aquéllo que más queremos. Y siempre es por preservar. Preservamos lo que más queremos, a nosotros mismos, a las personas que integran nuestra vida, y pasamos a defenderla con la nuestra.

Y no puedes si no sentir orgullo, ante la malicia y la iniquidad de aquél pobre diablo que se puso delante de ti y te provocó con feas palabras. Orgulloso de tu respuesta, con la cantidad necesaria de aquéllo que has usado para prevenir esa amenaza contra aquéllo que ha atentado a lo más profundo.

Y no puedo dejar de pensar, qué cruel puede llegar a ser esa persona que afila esa cuchilla que tiene por lengua, dispuesto a hacer daño porque sí o por egoísmo. Y qué vergüenza por ser tan ciegos que permitimos (a veces no nos queda otra elección) tener ese poder a esas malas personas.

Pero... lo más curioso de todo, y tal vez lo más contradictorio, es que "ganan los buenos". Y por desgracia, quedan pocas buenas personas en este mundo.

Brindo este post, este homenaje a todas esas buenas personas que sufrieron, que sintieron mancillada su dignidad, su orgullo, su amor propio y su honor, ante todos aquéllos que usaron ese poder con la intención de hacer daño.

Nada más que puedo sentir lástima por ellos, por la pobreza de su interior. Por la fragilidad de su cáscara vacía y marchita de lo que consideran "felicidad" y yo considero "supervivencia estúpida en el nihilismo de tener una memoria ciega y no arrepentirse de nada". ¿Para qué vivir haciendo daño a los demás? Es una aseveración que deshumaniza al ser humano.

Y demostrar que la felicidad está en una falsa aseveración del "carpe diem", en la incapacidad de ver esos detalles más allá de lo económico, me parece la mayor tontería pensada por alguien que, afortunadamente, tiene más de mono que de homo.

Pobre su entorno, y feliz  y orgulloso de tener el mío. Un entorno profundo, basado en la confianza, el cariño y el respeto, en la calidez, en la ayuda, en el apoyo, en el ánimo, y en la colaboración. En la voluntad de querer arreglar las cosas porque para nosotros es lo más preciado cuando se estropean las cosas y afilamos la lengua por desgracia. Orgulloso de tener mi entorno, y mi familia.

Es lo que me hace feliz.

(ya me he quedado a gusto)

viernes, 4 de septiembre de 2015

Carta abierta a los "de arriba".

Bueno, sí, ya sabemos que estamos mal, que "estamos saliendo de la crisis" y todo eso. Que os reunís para saquear un país, y lo hacéis condenadamente bien. Pero luego os vais a tomar un café cuando toca hablar de la barbarie.

La barbarie de haber entrado en una guerra que no os concernía. Bien, entremos en vereda. Tenemos un país, cuyo líder no es muy legal y de apellido Al-Asad, que gobierna un país con mano de hierro. En sus tierras, según los drones y los aviones espía (que son unos cotillas) se dice que hay terroristas. El efecto de la primavera árabe en Siria es repelido a la fuerza. De hecho, considero que el mejor lugar donde aconteció la primavera árabe fue en Túnez, no hay más que ver cómo ha acabado Egipto. Y lo que empieza siendo una protesta pacífica, acaba siendo una masacre. ¿Cuál es la decisión de los grandes jefes? Venderles armamento, con lo que las arcas de las empresas de "Defensa" aumentan considerablemente.

Y aquí viene la gran cagada. Porque ya se ha demostrado que ayudar a un "colectivo" para que hagan la guerra por ti no es un buen trabajo. Se hizo en Afganistán en los años 70 (creo recordar) para echar a los soviéticos, y con ello el resultado fue una guerra civil, con señores de la guerra y las drogas (todo junto) peleando por un trocito de su terruño para poder tener más armas y más drogas. Ah, sí, y el integrismo.

Si les damos armas a los rebeldes que quieren derrocar un gobierno, el perjudicado es la población, máxime en esos estados donde hay dos o tres tarados que en nombre de un erróneo y exacerbado concepto de "la letra con sangre entra", la lían. Y tienen armas. Y se las habéis vendido vosotros. Total, que se "fabrican" un estado de la nada, y se quieren expandir. Y es ahí donde entran las redes de captación de Al Qaeda, que las resucitan para ellos mismos. Es "la cruzada del siglo XXI", mil años después, y al revés.

No es el Islam una religión modesta, y tal vez sus versos, hermosos, a veces no expliquen con exactitud lo que desea del individuo. Pero básicamente, que haga proselitismo. El Islam protegió durante miles de años estructuras que el integrismo lo ha destruido por no considerarlo parte de su patrimonio o de su historia. Ahora bien, ¿el integrismo es el Islam? No, ¿estamos locos?

Ponemos el ejemplo usado por algunas personas de que "un niño musulmán odia a los occidentales por defecto", este pensamiento, por desgracia, está demasiado extendido en ciertos colectivos de la sociedad. Y puede ser así, o puede que no. ¿Pero estamos locos? ¿Quiénes somos para meternos en la mente de todos los niños de un país?

¿Entonces? ¿Qué hacemos con Siria? Involucrada en tres guerras. Por un lado la de los rebeldes y la de su despótico y tirano líder que no duda en usar cuanta fuerza sea suficiente. Por otro lado la de los tarados del Estado Islámico (otro gran error, la mayoría de estados que viven con una mayoría musulmana utilizan la "sharia" como conjunto de leyes, que sean o no éticas en el mundo en el que estamos es otra cosa, porque la sociedad evoluciona, la religión no), que quieren un nuevo "califato". Y por otro lado Turquía ha pasado de espolear a los kurdos para que les toquen las narices a los tarados del Estado Islámico; a masacrarlos de nuevo.

Todo ello con armamento occidental. Mientras las empresas de "Defensa" se lucran, la gente muere, y para no morir, migran. Y son más de cien, y más de mil. Y vienen de golpe. Y no todos sobreviven.

Y aquí viene la mayor cagada. La Unión Europea tiene poder de dominar económicamente un país, y le sobran huevos para dominar hasta cinco. Y giran la cabeza repartiéndose el pastel de los refugiados que nadie quiere y dando carta blanca a alguien que piensa que dentro de unos años los europeos seremos minoría en el continente. ¿Estamos locos?

Tenemos la responsabilidad moral para con nuestros líderes de exigirles que rectifiquen el enorme desastre de jugar a ser reyes en tierras extrañas y hacer las de "united fruit" y demás chanchullos que sólo muerte y destrucción traen. Que vengan, que trabajen, que tengan dinero, y cuando se arregle eso, cuando los estados implicados dejen de jugar a sus guerras frías en territorios que no les conciernen y arreglen un poco ese país, que vuelvan y hagan su casa ahí, porque es su hogar, ahora destruido.

Es su hogar, no el nuestro, y por la culpa de "los cuatro de arriba" ya no existe.