domingo, 26 de enero de 2014

Paisaje interior



Imagínate un circo glacial, consejos de atemporales reyes con níveas coronas y cálidos mantos de esmeraldas y ocres. En ese circo glacial hay muros de piedra y hielo, tan altos que desafían al sol, y a la luna y a las estrellas. Es una visión sobrecogedora y aterradora, pues algo protegen esas rocas.

Y hay muchos portones y puestos de guardia, y terribles máquinas bélicas yacen en medio de la explanada, trastos oxidados, y cubiertos de telarañas. Ese portón está desvencijado ya pero si cruzas el umbral, da paso a una polvorienta llanura, pues no se ve el sol, ni la luna, ni las estrellas. Pues por la noche la niebla sube, y crea una sensación gélida, aterradora y asfixiante, y los espectros de los acabados quiebran la eterna quietud que asola esas tierras.

Y a veces, si conservas la suficiente fuerza de voluntad, divisas una diminuta cabaña de madera. Parece como si se la llevase el viento, pues aparenta fragilidad. Empujas con el hombro la puerta y está todo como si hubiese vivido alguien ayer, pero hay una más que perceptible capa de polvo que cubre todos y cada uno de los muebles. La copa que hay en la mesa está blanquecina por la cal y el tiempo. El plato que está al lado tiene unos fragmentos arrugados, que se convierten en nada al respirar cerca de ellos.

Pero hay “algo”, que no se puede explicar, algo que vive dentro de una habitación cerrada y encadenada, pues una cegadora luz y un calor infinito surge de esa sala cerrada. Un susurro con un nombre imaginativo, imperceptible, demasiado real como para ser un fantasma. Y cuando te acercas a la clausura los pies dejan un restallar de crujidos, adamantinos y argentinos cuando el viento hace tintinear las cadenas en el vacío eterno de esa noche que no acaba nunca.

Y te das media vuelta, sobrecogido, aterrado por semejante belleza, y cuando pasas, huyendo, por debajo de aquéllos fríos y altos muros piensas si esa protección que está a su alrededor está para proteger a lo de dentro de lo que has visto...


O a lo de fuera.  

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