miércoles, 5 de febrero de 2014

Pautas


Dureza. Trozos de cristal y hielo que protegen piedra. Que protegen metal. Que protegen un núcleo blando, dulce, delicado. Altos muros que no permiten ya meros intereses, traiciones. Ya todo es tan lejano que piensas si acaso fue un sueño. ¿Lo fue?

Malentendidos por culpa de este condenado muro. Recuerdos de ese núcleo, ilusiones de un final que acabó. Insensibilidad. Silencio. Amigo, el silencio funciona. El parloteo incesante cansa, el escudo ideal para el silencio, una conducta diferente de una naturaleza callada. Cariño a base de acciones, y con eso es suficiente. Gritar en silencio no tiene por qué ser una acción virulenta, puede ser una acción calmada.

Pero el muro amortigua todo, los gritos de recuerdos son difuminados. Conoce las tinieblas, e intenta entender la inmensa rabia que tienes dentro. Entiende tus miedos, todos ellos, y si son irracionales, lucha contra ellos. Sueña con un mañana mejor. Ahora no son horas de destacar tus virtudes, ésas que solo descubres mediante tu interacción con los demás. Son horas de silencio, comprensión. Y alza muros para defenderte pero no ya de ti. Tú eres tu mejor amigo y tu mejor enemigo. Entendiendo a tu enemigo podrás derrotarle.

No te defiendas de ti, sabes (o empiezas a saber) quién eres, aunque esa respuesta la dejarás para dentro de mucho tiempo (o eso esperas). No, defiéndete de los demás. Conócete. No seas abierto como una ventana. No des pena. Si debes de ser algo cristalino, sé un espejo. En el que todos vean reflejados sus méritos y esperanzas, pero también sus miserias.

Y sobre todo escucha, y guárdate de proponer una respuesta. El silencio es mejor. Aunque dicen que el que calla otorga... pero simplemente tu opinión vale de mucho. Si te sienta bien o no te sienta bien es problema tuyo. Solo conociendo tus tinieblas podrás entender tus méritos. Ésa es la base de la sabiduría, hijo mío. Y pelea, en silencio. No necesitas que el resto sepa que peleas. Es una pérdida de tiempo. No es necesario llamar la atención. Sé una sombra sutil, e influye en el mundo de una forma que todos te recuerden. Éso generará un siniestro placer.

Y levanta más ese muro, sé inalcanzable, inadmisible, inamovible. Que te vean como una plaza a batir, con un foso de ardientes llamas humeantes que impiden la majestuosa visión del muro que levantas. Retira a tu ejército de todos los frentes posibles. Las posibilidades no son una opción ya. Hazlo o no lo hagas, intentarlo es tontería. Tienes una edad, y esa edad implica que se tiene que aceptar cierta capacidad. La de estar solo.

No aceptes un “ven conmigo”; que tu orgullo sea la primera linea de fuego. Acepta como negativas los silencios prolongados, incluídos los tuyos. Que ese muro se alce imposible.

Pues como dijo Julio César (modificado aquí): No hay nada imposible, todo depende de la fortaleza de la persona.



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